jueves, 14 de abril de 2016

¡No me atraparéis vivo!

Dedicado al hijo de mi amigo virtual David
García-Asenjo Llana, que le dijo a su padre
que los arquitectos no hacemos casas, sino
los libros de instrucciones para montarlas.

Hace unos meses (tal vez un año) tuve la oportunidad de examinar un proyecto de una nave redactado por un ingeniero técnico industrial. Era una carpetilla de muy poco volumen. Hacia el final de la escueta memoria decía:

JUSTIFICACIÓN DEL CUMPLIMIENTO DEL CTE.
Este proyecto cumple el Código Técnico de la Edificación.

Me quedé boquiabierto. (A los arquitectos esa justificación nos ocupa unas cuantas decenas de páginas). Durante cinco segundos pensé: "Hay que ver qué cara dura tiene este tío". Pero justo al sexto segundo, cuando pude cerrar las mandíbulas y tragar saliva dije en voz alta y trémula: "¡Maehtro!"
Esa mente preclara tenía toda la razón: "¿Que si cumplo el Código Técnico? Pues claro que lo cumplo. Dime tú que no. Píllame en un renuncio si puedes. Atrápame, listo".
Exacto. Todos tendríamos que hacer lo mismo: encastillarnos, defender nuestro bastión y decirles a ellos: "¡No me atraparéis vivo!"

En mi trabajo tengo que cumplir las normas. Hasta eso es más que discutible, pero vale, sí, de acuerdo. Pero es que además tengo que emplear un gran esfuerzo no sólo en decir que las cumplo, sino en convencer a todos de que de verdad las cumplo.
Aparte de ello, tengo que poner en mis proyectos un listado de normas que cumplo. Es un listado que en tipo 6 ocupa unas ocho páginas.
Supongo que un dentista tendrá que usar un anestésico y un composite que no sean radiactivos ni tóxicos, ni en cuya elaboración se haya torturado de ninguna manera a ninguna foca ártica, pero cuando termina de empastarme una muela no me da un dossier de ciento doce páginas justificándolo. No. Es su profesionalidad y su responsabilidad. Se supone que cumple las normas, y que si alguien le pilla en un renuncio se le caerá el pelo. Pero, mientras tanto, trabaja con libertad, decide qué hacer y lo hace como cree que debe.
Los taxistas tampoco nos dan un folleto explicando cuánto consume su coche, ni qué emisiones produce, ni con qué tipo de caucho se han fabricado sus ruedas.
¿Entonces por qué nuestros proyectos contienen aproximadamente un 30% de proyecto y un 70% de papeleo justificativo?
¿Por qué esa obsesión en que nuestros proyectos contengan, además del propio proyecto, una enciclopedia de la construcción, un tratado de normativa, un cursillo de energía solar, un manual de primeros auxilios y kilos y más kilos de papel y de megabits?


Pero lo peor, lo que me sigue pareciendo más ridículo de todo ello, es que nosotros tengamos que ser nuestros propios policías y nuestros propios delatores.
Me parece tan ridículo como cuando viajas a los Estados Unidos de América y te preguntan amablemente si llevas la aviesa intención de atentar contra el presidente de la nación. Venga ya; si esa es mi intención no os lo pienso decir. Pilladme. No me atraparéis vivo.

Tenemos que gastar cientos de páginas explicando que cumplimos normas y más normas y más normas. Pero es que en cualquier caso nosotros pagaremos por todo. Es nuestra responsabilidad. Así que qué importa la justificación. Debemos hacer las cosas bien, pero no perder el tiempo ni la energía explicando que las hemos hecho bien y cómo las hemos hecho de bien.
¿Y si no lo justificamos qué más da? Si la obra acaba bien y a lo largo de su vida se mantiene satisfactoriamente, a nadie le importará todo ese blablabla. Y si finalmente la obra tiene algún problema (una humedad, una grieta, un desperfecto de cualquier clase, un usuario que se ha caído por el hueco de la escalera...) vamos de cabeza al hoyo hayamos dicho lo que hayamos dicho en el proyecto. ¿Entonces qué más da lo que digamos?
-Señoría: En el proyecto se dice claramente que la impermeabilización del muro de sótano...
-¿Pero entra el agua?
-Bueno, sí; un poquito. Pero mire cuántas páginas empleé en explicar por qué no debía entrar.
Ya podremos haber escrito la biblia, que si al edificio le pasa algo es nuestra responsabilidad y pagaremos por ello.
(Ojo: No digo que no debamos hacer las cosas bien. Digo que no deberíamos perder el tiempo en explicar lo bien que las hemos hecho).


Nuestra profesión ya no sólo consiste en cumplir una normativa terrible, tremenda, cansina y absurda, sino en gastar más del 70% del proyecto en justificar que la cumplimos.

(Por cierto: Nuestro ínclito -pero no por ello menos cansino- CTE se va llenando día a día de comentarios y más comentarios de las distintas comisiones creadas ad hoc. Pero nadie hace el comentario más valioso y necesario: el que diga de una vez y sinceramente que todo ese maldito ordenancismo estéril y toda esa estabulación gilipollesca de datos idiotas es una asquerosa bazofia, una puta mierda. Que en el chalé que estoy proyectando tenga que reservar un espacio por si acaso algún día el ayuntamiento decide recoger la basura puerta a puerta, y que ese espacio no pueda estar en planta baja porque hay dos peldaños -el cubo de la basura tiene mucho más miramiento que las personas en una vivienda unifamiliar- ni en el sótano porque no vale la rampa -que sí vale para los coches-, y que ese espacio, por tanto, tenga que tener una previsión de ascensor -y también de aire acondicionado- que no se exige para las personas, es sólo un ejemplo de las mentes sádicas que han perpetrado ese adefesio. Sobre las ventanas herméticas pero con bujero ya escribí otra vez. Y así cientos y cientos de estupideces que no consiguen una mejor arquitectura, sino sólo unos tochos infumables).

Mi proyecto: Defino mi edificio, mido, hago los planos. Escribo en la memoria diversas especificaciones de materiales, etc. ¿Tengo además que meter una enciclopedia sobre el arte y la técnica de la construcción? ¿Tengo que hacer además una recopilación de normativa, un Aranzadi, un cursillo avanzado de derecho urbanístico, de calidad de materiales, de normativa de accesibilidad, de medio ambiente, de arqueología, de...? ¡Leches; es un puñetero proyecto! Es -como dice el hijo de mi amigo David García-Asenjo Llana- un libro de instrucciones para montar una casa.
Pues eso: El libro de instrucciones. Nada más y nada menos. No un tratado sobre la humanidad, sus perversiones, sus anhelos, sus complejos y sus constructos jurídicos y sociales.

No os quepa duda: Algún día a algún político se le ocurrirá que en los proyectos se justifique que no haya habido ni vaya a haber maltrato, conductas vejatorias, prácticas insalubres, tabaquismo, sexismo, xenofobia, etc, ni en la redacción del proyecto ni en la ejecución de las obras. Y nosotros lo tendremos que justificar.
Y justificaremos todo eso y más, mucho más. Porque cada vez que se nos manda justificar una chorrada nos pasamos de rosca y justificamos esa y cinco más. Porque para eso tenemos a nuestros colegios.
Nuestros magníficos colegios de arquitectos no son tan laxos como los de ingenieros, no. Son muchísimo mejores. Son un ejemplo de rigor. No pasan ni una. Son estrictos. Son más papistas que el Papa. A cualquier parida que invente cualquier comisión parlamentaria (europea, nacional o autonómica) el colegio elaborará una brillante hoja excel que generará un pdf de cien páginas. Y ¡hale!: cien páginas más para nuestro proyecto.
El cardenal Richelieu dijo: "Dadme seis líneas escritas de su puño y letra por el hombre más honrado y encontraré en ellas motivo suficiente para hacerlo encarcelar". Pues nosotros no escribimos seis líneas, sino varios centenares de páginas que sólo tienen por objeto que seamos richelieuzados en cuanto un abogado retorcido las lea. Y no tenemos arreglo: "Blablablablá". ¿Pero no nos damos cuenta de que cuanto más blablabla pongamos más charcos estaremos pisando?
"Este proyecto cumple todo lo que tiene que cumplir, cabrones. No me atraparéis vivo".

Pero no. Somos tan gilís que no nos bastará con declarar que el papel sobrante del proyecto, los croquis y maquetas de trabajo se han tirado a los contenedores adecuados, no. Nuestros colegios nos proporcionarán herramientas para que presentemos exhaustivos estudios que indiquen cada tipo de material, gramaje, presencia o ausencia de cloruros, colorantes, terminación satinada o no... una tabla que separe cada tipo de papel y cartón, indicando cuántos gramos de cada tipo... Quién sabe. Somos idiotas. Somos la gente más idiota del mundo, y nos seguimos considerando especiales.
Por supuesto, para cada nueva parida legislativa el CAT colegial nos prepara un programita sencillo o un texto en word o en pdf editable para que lo cumplimentemos y lo incluyamos como anexo n a la memoria (donde n tiende a infinito). Más kilos de papel. Más megas de pdf. Más sogas a nuestro cuello.
Y como esos anexos no sirven para nada -sólo para que llegado el caso alguien nos demande- y, por mucho programita que nos den, rellenarlos todos nos llevará unos cuantos días... pues entonces... se nos puede ocurrir... shhh... (esto lo digo muy bajito)... shhh... cortapegarlos de otros proyectos. Luego en la justificación de la imparcialidad futbolística de las carpinterías aparecerá otro municipio, y en el anexo de estampado de las camisas de los albañiles aparecerá otro promotor. Son los testigos del cortaypega. Eso es así. Reconozcámoslo. Bueno... ¿Eh?... Este... Yo en realidad lo he hecho muy pocas veces... Casi nunca... Vamos, nunca... Jamás en la vida he hecho yo... Vamos... Eso... Túyamentiendeh.

(Ofú: Plantar un jardín sólo para meterse en él. Soy bobo).

Pues lo dicho: Resistamos. No les demos tanta justificación, que parecemos idiotas; que cuantas más absurdeces nos piden con más gusto se las damos. No, leches. Resistamos. Opongámosnos.

No, canallas. No me atraparéis vivo.
¿Que tengo que justificar el CTE? Pues muy bien; pues lo justifico: "Código Técnico de la Edificación el que tengo aquí colgado".


(Si pasas por estas mismas situaciones ridículas clica el botón g+1 y así no me sentiré tan solo ni tan idiota. Muchas gracias).

28 comentarios:

  1. Comparto palabra por palabra. Imposible explicarlo mejor.
    Más idiotas no podemos ser y hay una cosa especialmente realista de nuestro colectivo (que creo que es exclusivo de los Arquitectos) y es, que no hay respeto ni defensa por el compañero de profesión. Sólo hay que ver los careos de peritos en el juzgado.
    Comparto tu artículo y muchas gracias.

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  2. La burocracia es el némesis de la honestidad. Si existiera honestidad en todo lo cuanto debe ser cumplido, no habría ninguna necesidad de tanto papeleo. Excelente post y el título también. "No me atraparéis vivo" casi cinematográfico.

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  3. ¿Una pequeña duda, el CTE no lo hicieron unos arquitectos? Digo, porque igual en vez de quejarnos al aire, o los políticos, hay que mirarse un poco al ombligo.

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    1. La redacción de buena parte del CTE no lo han hecho arquitectos sino ingenieros. Deberíamos, además de mirar para lo que nos toca, preguntarnos como hemos sido tan estúpidos de habernos dejado meter el gol de aceptar la locura que supone el montón de justificaciones del CTE....o que en la LOE las atribuciones sean en virtud del uso, (y de esos polvos, los lodos que nos amenazan, pero esoes otra guerra). Magnífico artículo!

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    2. Aunque creo que la discusión no se debería establecer en términos corporativos, os confrmo que la mayor parte del equipo que hizo el CTE (excepto en sus partes de estructuras) fue hecha por arquitectos.
      Pero estoy de acuerdo con Hans, el "enemigo" está en casa.

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    3. Efectivamente no quería ir yo por el clásico (y aburrido) debate entre arquitectos e ingenieros, sino más bien en que sería mucho más productiva un poco de autocrítica y no tanto echar balones fuera, como si todo lo que nos pasa fuese culpa de "otros".

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  4. Elogio de la concisión...la virtud más escasa en los arquitectos :)

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  5. Otro punto -y gordo- sobre la i... ¡Genial!

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  6. "Código Técnico de la edificación? el que me cuelga de un...."
    Un ejemplo: un Ayuntamiento me pide UN PROYECTO, para un cierre de una terraza en un edificio de viviendas donde la unica terraza que queda por cerrar con carpintería es la que voy a cerrar yo. Segun nuestra tonteria habitual, ese proyecto son dos planos y trescientas páginas de documentos justificativos. Así que voy a probar el sistema de decir eso de "este proyecto cumple con el CTE y con la madre que lo parió". Por que? porque es la única manera de que el cliente no piense de que soy subnormal o que soy un psicópata al que le pone el papeleo y los tochos gordos, de que no sospeche que le cobro caro con la excusa del papeleo y porque, qué demonios, mi tiempo vale dinero, y no estoy para gilipolleces

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  7. Por cierto....con el calenton se me ha olvidado adherirme punto por punto y palabra por palabra a tu estupendo articulo

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  8. Interesante reflexión, tan cierta como divertida ;-)

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  9. Cierto todo. Antes los proyectos tenían 15 páginas y unos planos más trabajados. Ahora se gasta tanto tiempo en justificaciones que dejamos un poco abandonado el proyecto en si. Además, antes en las 15 páginas no había ninguna contradicción y quedaba todo claro.
    Sin embargo, para evitar que caigamos en la tentación en algunas partes de CTE ya nos van pidiendo una justificación con un determinado formato (véase CEE y HE0 HE1) así que no nos van a poner fácil salir vivos.
    Con lo fácil que sería poner: para la redacción de este proyecto se ha tenido en cuenta todo lo especificado en el CTE.

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  10. Oye pues creo que en el próximo lo voy a hacer.
    "Este proyecto cumple el Código Técnico de la Edificación".
    Ya te contaré que me dice el controlador de turno.

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  11. Quién nos exige esa endiablada justificación?: El colegio (arqtos), los servicios técnicos del Ayuntamiento (más arqtos). Estará en nosotros el problema? Porque tras exigir y comprobar ellos no son responsables, lo somos nosotros. Muy buen artículo, dando en el clavo. Felicidades!

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  12. Otra vez enhorabuena José Ramón por tu fantástico artículo aunque esta vez estoy de acuerdo a medias.
    Creo que hay que diferenciar dos cosas:
    + Si estamos o no de acuerdo con las exigencias del CTE
    + Si debemos incluir las justificaciones del CTE

    Yo creo que los buenos ingenieros y arquitectos son los que hacen gala de que no solo hacen buena arquitectura -ingeniería sino que además saben explicar y justificar sus decisiones no solo de diseño sino de cumpimientos.
    Si te has echado un número y has hecho los correspondientes cálculos por qué no enseñarlos.
    Otra cosa es que algunos aprovechan par enterrarte en kilos de papel de listados numéricos absurdos: -"siento haberte mandado tanto papel pero es que no he tenido tiempo...".
    Pero los resúmenes inteligentes de las justificaciones DEBEN entregarse. Son, además, la memoria del proyecto que, acudiendo a su significado puro, nos permite recordar unos años más tarde qué conho hicimos en aquél proyecto...

    En definitiva, creo que explicar nuestro proyecto nos diferencia a los buenos frente a los que no lo son. Defender la presentación de una documentación ni mucha ni poca, pero la justa que demuestra que hacemos nuestro trabajo y que sabemos explicarlo, es bueno para cada uno de nosotros.

    La postura de decir demuéstralo tú, con todo el cariño del mundo, me parece arrogante.

    Un saludo cordial.
    JC Arroyo (fiel seguidor de este maravilloso blog)

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  13. Chapeau! Porque es mejor ser dueño de nuestro silencio que esclavos de nuestras palabras ;)

    Ahora bien, por desgracia, la lógica no siempre es de aplicación en algunos campos (como el que bien citas). ¿Qué puede hacerse? ¿De verdad podría visarse un proyecto con una justificación tan sucinta (omitiendo, quizá, aspectos relativos a la "colgandez" y demás similares)? ¿podría prosperar esta forma de trabajar, de ser extendida?

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  14. Un dia hablando con un compañero de profesión, justamente referente al cumplimiento del CTE HE, cuyos programas dan unas ABERRACIONES, que llegas a ser SU ESCLAVO, desde el mismo inicio del proyecto básico. ¿¿Pero a donde hemos llegado?? (A mi con un edificio de 8x8m de lado, con cubierta, me llegó a dar que no cumplia, NI QUITANDO LAS VENTANAS,... Lo consulté con mi cunyado ingeniero de telecos+industrial, experto con CYP...., y me llegó a decir, TE LAS APAÑAS, PON QUE CUMPLES, Y PUNTO, que esto, con la última actualización para adaptarse al última modificación del CTE, no hay quien cumpla....).

    Pues mi compañero, arquitecto, tenia el mismo problema que yo en todos los putos proyectos, y me dijo : QUE VENGA EL JUEZ Y ME DEMUESTRE QUE NO CUMPLE!!! y la verdad, es que es lo que realmente te da ganas de hacer!!!

    No seria más facil poner una guia de grosor de aislamiento y conductividad X, para el aislamiento, para cada orientación, y especificación de máxima de superfície acristalada en cada fachada.... y punto final!!! y todo es una tonteria de las más gordas del mundo, al igual que QUE NO SEA LEGAL LA SOLAR PARA AUTOCONSUMO!!!!

    Una vergüenza!!!!!!!!

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  15. Que verdad, y además en otros países los arquitectos ni se ocupan de eso y cobran más, somos gi-li-po-llas.

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  16. Señores, para vencer en un sistema corrupto hay que emplear sus mismas armas. En este caso, usar el de la competencia total del "todos contra todos" y la deslocalización.

    Si determinado Colegio territorial se pone pesado y es más papista que el Papa...pues se le dice claramente que te vas a colegiar en otro. Se reirán...pero cuando vean que se les marchan los clientes (no otra cosa son los colegiados), verás cómo se les quita la sonrisita, porque lo siguiente es que el de la sonrisita termina en la puta calle. Es más, aquellos colegios que más facilidades den y menos toquen los coj**** a sus clientes, serán aquellos que más clientes tengan ("¡Viva el Mal, viva el Capital!", como decían en la Bola de Cristal).
    Y esta perogrullada, que funciona absolutamente en todos los ámbitos (basta con ver el estado del sector de las ITV de vehículos) no veo por qué no ha de funcionar con lo que queda del mundo arquitectónico (que son las brasas, los escombros y los cadáveres).
    Y que le den por el **** a todos los Colegios, que son meros "clubs de gentlemen", y no lo que tendrían que ser, sindicatos de profesionales, dispuestos a partirse la cara en la defensa de sus afiliados.

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  17. Con solo estudiar un poco lo relativo a la ventilación en viviendas en el CTE, uno se da cuenta que esa parte JAMÁS, pudo ser redactada por un arquitecto... es más, por un ser humano que defienda la salud del PLANETA: un gasto en recursdos y energía INSOPORTABLE.

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  18. Absolutamente de acuerdo. Una verdad como un templo. Pero es como en todos los ámbitos sociales. Hay que crear el Ministerio de depuración de normativas y legislaciones. ¡Pero ya!

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    1. Ya se creó, pero se depuró a sí mismo.

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  19. http://www.cscae.com/images/stories/Noticias/Tecnica/callforpapers-300x200.png
    Los del CSAE Te piden el artículo, José Ramón.

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  20. En esta entrada te mencionan:
    http://www.asesorarq.es/en-defensa-del-cte/

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  21. La verdad es que, según mi experiencia, los proyectos se componen de una parte útil, a saber, planos y mediciones-presupuesto, y una parte inútil compuesta por todos los demás documentos. Memoria, pliego, estudios y anejos varios, terminarán la obra sin haber sido leídos por nadie. El único que les prestará una atención morbosa será el picapleitos de turno si la obra sale rana.

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  22. Una vez más...Grande, José Ramón.
    Gracias

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